Fotos








“Nunca creí en hacer arte como fotógrafo. Me parece un gran error decir ARTE con mayúscula, creo que hice buena fotografía, de acuerdo a mi propia visión”

“Tenía algo así como una mirada virgen. Una mirada abierta a las sorpresas”
“ A veces uno se “mete en el bosque” pero es la curiosidad lo que me impulsa, eso me hace tomar riesgos, no es posible ser fotógrafo si no se toman riesgos".

"Sigo mirando y buscando una imagen que se acerque a la verdad"

Visiones de Robert Frank

Las fotos de Robert Frank son imposibles de olvidar. Frank es un poeta de la imagen, sus fotos dicen más de lo que muestran. Su ensayo fotográfico Los Americanos publicado en 1958, ahora reeditado en España, es el testimonio visual de un hombre que miró sin piedad a la sociedad norteamericana de los años `50.
Frank nació en Suiza en 1924, pero en 1947 se fue a vivir a Nueva York. Allí trabajó como fotógrafo de una revista de modas, Harpers Baazar, hasta que se cansó. Decidió entonces recorrer Perú y Bolivia, en busca de otros aires y otras imágenes. Los paisajes, sus habitantes y sus modos de vida lo conmovieron de tal manera que transformaron su fotografía, volviéndola distante pero al mismo tiempo cargada de emoción.
En 1950 regresa a Nueva York, entonces tiene la certeza de que la sociedad norteamericana está adormecida, envuelta en el canto del consumismo, donde lo único que importa es el confort y la seguridad económica. Frank se va a París , en 1955 vuelve a Estados Unidos y gana una beca Guggenheim que lo ayuda a emprender un viaje por las carreteras del país. En un auto viejo recorre 48 estados, saca unas 28.000 fotografías. Sólo 83 serán seleccionadas por él para formar parte del libro Los Americanos, un libro de escenas cotidianas que dan cuenta de las diferencias sociales, económicas y raciales de una sociedad que creía ser la mejor del mundo.
La lente de la cámara de Frank hace foco en aquello que nos resulta familiar. Lo mira de cerca , de tan de cerca que lo observado se vuelve extraño, entonces deviene un vacío momentáneo, cuesta reponerse porque aquello que estaba, ya no está y se nos aparece algo distinto.
Dice Frank “ A veces uno se mete en el bosque, pero es la curiosidad lo que me impulsa, eso me hace tomar riesgos, no es posible ser fotógrafo si no se toman riesgos”.Y él entra en esa zona de riesgo dispuesto a agudizar su mirada extrañada trabajando con imágenes fuera de foco y encuadres no convencionales.
Una mujer está parada frente a la ventana, mira algo que pasa delante de ella. En la ventana de al lado hay otra persona, que no sabemos si es mujer u hombre, porque su rostro está tapado por una bandera norteamericana que flamea adelante. La foto se llama “Desfile”, y no vemos el desfile, ni siquiera a las personas que lo miran, observamos la bandera que los tapa. Como la que cubría los ataúdes de los soldados que llegaban de la guerra. En otra, un comedor, una mesa, cuatro sillas, un televisor encendido, una ventana por la que entra una luz blanca. En ese lugar vivía alguien , pero ya no está. Otra vez la ausencia.
En una entrevista periodística que la revista ADN (La Nación) le realizó el año pasado Frank afirmó que “ No estaba interesado en hacer historias fotográficas como las que se hacían en la revista Life . Estaba interesado solamente en mis fotos. Y The Americans me permitió expresar lo que yo veía del pueblo norteamericano. Tenía algo así como una mirada virgen. Una mirada fresca, abierta a las sorpresas. Viajé por todo el país y cada cosa que veía me sorprendía. Fueron buenos tiempos. Yo no era una persona sofisticada, pero sabía que era un fotógrafo. No estaba impulsado por nada intelectual. Me guiaba la intuición. Había gente que era absolutamente nueva para mí. Por ejemplo, la gente de color”
Los Americanos no encuentra editor en Estados Unidos por eso se publica primero en París (1958) al año siguiente saldrá la edición norteamericana (1959). Una de los motivos por los cuales tarda en publicarse es por la estética, que no era considerada artística”. En Popular Photography calificaron a las imágenes como "considerablemente opacas, porosas, exposiciones turbias, horizontes distorsionados y en general descuidadas".
La edición norteamericana fue prologada por Jack Keroauc, el escritor de la generación Beat, autor de En el Camino. Kerouac y Frank se conocieron en Nueva York en 1957, Frank le mostró algunas de las fotos del viaje, Kerouac quedó fascinado y se ofreció a escribir algo, así nació la introducción de Los Americanos y una amistad donde no faltó la admiración mutua.
Robert Frank tiene 83 años da pocas entrevistas y vive un poco en Nueva York y otro poco en Suiza. El año pasado en el Museo Fernández Blanco tuvimos la posibilidad de ver una muestra con fotografías seleccionadas por él mismo.
Dijo Kerouac en el prólogo a Los Americanos, que Robert Frank fotografió “escenas que nunca fueron vistas en una película con la agilidad, el misterio, el genio, la tristeza, y el extraño secreto de una sombra”.

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