Mujercitas

Marisa no quiere jugar con ella. No tiene ganas, le dice. Desde hace unos días Marisa tiene novio, es el chico que vive a una cuadra, el hijo del dueño de la panadería. Se llama Julián y tiene 12 años, igual que Marisa.
Ana está acostada en la cama, lee Las mujercitas se casan. No puede concentrarse. Las palabras del libro se le mezclan con la cara de Marisa diciéndole que no quiere jugar.
Y las chicas que antes jugaban en la nieve con Laurie, armaban obras de teatro y pasaban las tardes en el altillo de Jo, ahora tienen problemas de personas grandes. Meg sólo piensa en casarse, lo mismo le pasa a Amy, que quiere encontrar un novio a toda costa. Jo es la única que no piensa en novios.
Ana cierra el libro. Lo abre otra vez. Jo decide irse a Nueva York. Le dice a la madre que necesita alejarse de la familia para hacer su propia vida. Necesita saber qué le pasa estando lejos de sus hermanas y de su padres. La madre llora, pero la deja ir.
Jo llega a Nueva York un día de mucho frío. Ana puede ver a Jo con su vestido rojo caminando por esa ciudad cubierta de nieve. No sabe si es rojo, pero ella se lo imagina así. Un vestido largo hasta los pies, un sombrero negro en la cabeza y guantes grises. La ve con su valija chiquita. Adentro sólo tiene algo de ropa, un par de libros y el cuaderno donde escribe la novela. Eso es lo más importante. El cuaderno. Porque una de las cosas que Jo quiere hacer en Nueva York es escribir. Quiere publicar alguno de sus cuentos. Ser una escritora.
Jo consigue trabajo en una casa donde tiene que cuidar a dos chicos. Ahí también vive un profesor alemán que da clases de literatura.
Ana siente algo parecido a la felicidad. Envuelta en esas imágenes, olvida qué fue lo que la hizo abrir el libro, olvida por un momento que Marisa le dijo que ella era muy chica para entender algunas cosas.
Jo conoce al profesor alemán. Jo se enamora. El profesor lee y corrige las historias de Jo, le dice que tiene que escribir sobre cosas que conoce, que deje de escribir historias de caballeros, princesas y monstruos. Lo que él no sabe es que Jo está escribiendo una novela donde cuenta la historia de su familia.
Antes de viajar a Nueva York, Jo se peleo con su amigo Laurie. Él le dijo que estaba enamorado de ella, pero Jo lo rechazó. Le dijo lo quería pero como se quiere a un hermano. Él se enojo. Le dijo que ella nunca mostraba su lado dulce, que cuando alguien le demostraba interés, y ella se daba cuenta, se ponía espinosa, y nadie podía acercarse. Es como si les echara un balde de agua fría. Eso le dijo Laurie. Ana cree que es demasiado cruel. Jo llora.
Una vez Ana le dijo a su abuelo que ella nunca se iba a casar. Él le dijo que las personas no deben estar solas, que necesitan estar con alguien. Ella le dijo que si uno tiene amigos que la quieren no hace falta casarse. Su abuelo le dijo que ya iba a entender.
Jo va a ver obras de teatro y a escuchar conciertos con el profesor. Conversan sobre religión y sobre literatura. El autor preferido del profesor es Shakespeare, el de Jo es Dickens. Ana no debe olvidarse de buscar esos nombres en el diccionario.
Las cartas de Jo a su madre están llenas de alegría. Jo todavía no puede darse cuenta que está enamorada del profesor, por eso no lo dice en sus cartas.
Una noche, Jo le confiesa al profesor que está escribiendo una novela, le dice que pasa mucho tiempo con ella, pasa tanto tiempo que ya no sabe si es buena, mala o regular, que necesita la ayuda de personas serenas e imparciales que le digan lo que piensan. El profesor le pide la novela, le dice que quería leerla.
Ana ve la mano de Jo agarrando la pluma, moviéndola rítmicamente de arriba hacia abajo, de izquierda a derecha. Rascándose la cabeza y enojándose. Puede ver la habitación de Jo iluminada con la luz de una vela. Una luz amarilla que la envuelve y la separa del mundo que parece no existir.
Jo ya no cree en Dios como antes. Dice que la gente quiere que la entretengan no que la sermoneen. Eso le dice al profesor. El profesor le dice que no debe perder la fe.
Fé. Fe. Fe. Fe. Qué quiere decir tener fe. Se lo va a preguntar a su abuelo. Qué es tener Fe. El pastor en la iglesia dice que hay que tener fe. Los maestros de la escuela sabática dicen que hay que tener fe. Tener fe es lo mismo que creer en Dios, se pregunta Ana
Joe vuelve a su casa. El profesor se queda en Nueva York. Se despiden, pero no se dicen lo que sienten. La hermana menor se casa con Laurie, la hermana mayor también se casa y tiene mellizos.
El profesor va a buscarla. Es la tarde donde festejan el casamiento de Amy y Laurie. Están todos contentos, menos Jo. Se sienta sola. Alguien golpea la puerta. Hay mucho ruido, el único que escucha es Laurie que va a abrir la puerta. Es el profesor. Jo llama desde adentro a Laurie. El profesor escucha la voz de Jo. Laurie lo mira, no llegan a hablar porque el profesor se va. Entonces llega Jo y le pregunta a Laurie quién era. Laurie le dice que no sabe, era ese hombre dijo y lo señala. Jo sale de la casa, corre hasta él. Lo llama. El profesor se da vuelta. La espera. Ella se acerca. Ahora están cerca. Él le da un paquete. Ella lo abre. Es la novela publicada.
Ana cierra el libro y mira el reloj. Se pasó toda la tarde leyendo. Ana se levanta, busca su cuaderno y una biromen. Se sienta en la cama y escribe.


Andrea Lobos

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