El fondo del mar
La señorita Munt tenía una mirada que daba miedo. Era la maestra de sexto. Hacía más de veinte años que daba clases en el mismo grado. Era rubia, usaba una melenita con flequillo que la hacía verse como una nena vieja. Nunca la vimos maquillada. De la señorita Munt sabíamos que tenía cuarenta y seis años, que era viuda y vivía con su madre, y que no tenía hijos. Su marido había muerto ahogado. Era buzo de la prefectura. Nunca encontraron el cuerpo. Esa historia la contó la portera. Lo sabía toda la escuela, desde los chicos de primero hasta los de séptimo. La señorita nunca hablaba de su vida. Tampoco le importaba las nuestras. Cuando nos enfermábamos y faltábamos muchos días y volvíamos a clase, ella no preguntaba que nos había pasado. Sólo pedía el certificado del médico y la libreta sanitaria. Diego Lencina tenía doce años. Había repetido tercer grado. Las maestras lo aprobaban para sacárselo de encima. En los recreos le pegaba a los más chicos para...